Cuando me asignaron la beca en Osorno, había algo (había otras cosas pero ahora no proceden) que daba muchas vueltas en mi cabeza: Patagonia. A lo largo de estos meses buscaba la manera y el tiempo para poder cumplir ese objetivo. Finalmente encontré la oportunidad, le comenté mi idea a los profesores y no pusieron ninguna objeción, calculé cuanto dinero me podía gastar y me lancé a comprar el billete del barco (este viaje en barco me lo recomendó un canadiense que conocí en Bariloche a primeros de agosto) que me llevaría hasta el fin del mundo. Cómo no, Lynn, la loca de la americana, se apuntaba a la aventura.
El 8 de octubre (viernes) partía desde Puerto Montt el viejo barco mercante "acondicionado" para los intrépidos que se atreven a surcar el Pacífico rumbo a Puerto Natales. El día amaneció esplendido y cuando brindábamos con una cervecita en la cubierta del barco antes de zarpar escuché un acento que me resultaba conocido, era un hombre de Barcelona, Eugenio, que llevaba un mes viajando por Chile. Nos pusimos a hablar y viajaba con un italiano desde hace un par de días, Luca, un personaje hecho con el mismo molde que mi primo Josito, que negoció el despido con su empresa y se lanzó a recorrer el mundo, y ya lleva casi 6 meses dando tumbos (Vietnam, Hong Kong, Laos, Camboya, Australia, Nueva Zelanda, Polinesia, Chile, Perú, Bolivia, Argentina, Chile). A partir de ese momento dejamos de ser 2 y eramos 4.
El viaje empezó muy bien, muchas risas, anecdotas, una puesta de sol increible, una animada cena con un grupo de ricos mexicanos muy graciosos, una noche estrellada, mucha cerveza, mucho pisco (una especie de aguardiente chileno muy fuerte y asqueroso), mucho ron... una noche fantástica.
El día siguiente empezó tarde, como era de suponer, y después de comer el día se puso feo, empezó a llover, el viento muy fuerte y avisaron por megafonía que el mar se iba a complicar mucho. Yo dije que no me mareaba, que estaba acostumbrado a navegar. Lynn dijo lo mismo. El catalán se tomó una pastilla para el mareo, y el italiano hizo lo mismo pero lo acompañó de una piscola (pisco con coca cola). Este último y el capitán pienso que son los 2 únicos que no vomitaron. Vientos de más de 80 km/h y olas de más de 7 metros nos acompañaron durante unas 12 horas y me pusieron el estómago boca abajo. Era complicado hasta dormir, porque el vaivén del barco me lanzaba de la cama. ¿Quién lo llamó Océano Pacífico?.
El día siguiente, aunque nublado y lluvioso, discurrió más tranquilo, entre canales y fiordos, y con muchas ganas de recuperar la noche perdida. Durante estos días habíamos ido conociendo a los demás individuos del barco, la mayoría irlandeses y canadienses, algún británico, algunos franceses, los ricachones mexicanos, una pareja catalana, un matrimonio chileno, unas italianas y poco más, en total unas 35-40 personas, entre estos Laura, una chica francesa, ingeniera químico especializada en farmacia, que hizo que nuestro grupo de 4 pasase a ser de 5. La última noche todo aquel que tenía ganas de jarana estaba en nuestra mesa, hablamos de nuestros viajes, de las situaciones personales que nos habían llevado hasta allí, de nuestras vidas, de nuestros proyectos de futuro, de como continuaría nuestro viaje; todo esto en inglés (me sorprendí mucho a mi mismo de mi capacidad para la lengua de Shakespeare, y me dí cuenta de lo necesarío de este idioma para viajar) y aderezado con todo tipo de bebidas espirituosas. La noche fue muy muy larga.
Cuando nos despertamos ya estabamos en Puerto Natales (lunes 11 de octubre), ya que como por el mal tiempo no habíamos podido parar el día anterior en Puerto Edén, un pequeño pueblo pesquero, llegamos con varias horas de adelanto. El día estaba totalmente despejado y los 5 desembarcamos juntos dispuestos a continuar nuestros viajes juntos durante unos días.
Sed buenos
23.05h. Punta Arenas. Chile
El viaje empezó muy bien, muchas risas, anecdotas, una puesta de sol increible, una animada cena con un grupo de ricos mexicanos muy graciosos, una noche estrellada, mucha cerveza, mucho pisco (una especie de aguardiente chileno muy fuerte y asqueroso), mucho ron... una noche fantástica.
El día siguiente empezó tarde, como era de suponer, y después de comer el día se puso feo, empezó a llover, el viento muy fuerte y avisaron por megafonía que el mar se iba a complicar mucho. Yo dije que no me mareaba, que estaba acostumbrado a navegar. Lynn dijo lo mismo. El catalán se tomó una pastilla para el mareo, y el italiano hizo lo mismo pero lo acompañó de una piscola (pisco con coca cola). Este último y el capitán pienso que son los 2 únicos que no vomitaron. Vientos de más de 80 km/h y olas de más de 7 metros nos acompañaron durante unas 12 horas y me pusieron el estómago boca abajo. Era complicado hasta dormir, porque el vaivén del barco me lanzaba de la cama. ¿Quién lo llamó Océano Pacífico?.
El día siguiente, aunque nublado y lluvioso, discurrió más tranquilo, entre canales y fiordos, y con muchas ganas de recuperar la noche perdida. Durante estos días habíamos ido conociendo a los demás individuos del barco, la mayoría irlandeses y canadienses, algún británico, algunos franceses, los ricachones mexicanos, una pareja catalana, un matrimonio chileno, unas italianas y poco más, en total unas 35-40 personas, entre estos Laura, una chica francesa, ingeniera químico especializada en farmacia, que hizo que nuestro grupo de 4 pasase a ser de 5. La última noche todo aquel que tenía ganas de jarana estaba en nuestra mesa, hablamos de nuestros viajes, de las situaciones personales que nos habían llevado hasta allí, de nuestras vidas, de nuestros proyectos de futuro, de como continuaría nuestro viaje; todo esto en inglés (me sorprendí mucho a mi mismo de mi capacidad para la lengua de Shakespeare, y me dí cuenta de lo necesarío de este idioma para viajar) y aderezado con todo tipo de bebidas espirituosas. La noche fue muy muy larga.
Cuando nos despertamos ya estabamos en Puerto Natales (lunes 11 de octubre), ya que como por el mal tiempo no habíamos podido parar el día anterior en Puerto Edén, un pequeño pueblo pesquero, llegamos con varias horas de adelanto. El día estaba totalmente despejado y los 5 desembarcamos juntos dispuestos a continuar nuestros viajes juntos durante unos días.
Sed buenos
23.05h. Punta Arenas. Chile
No me imagino 12 horas navegando así con resacaaa!!! jejeje venga pisco venga pisco!
ResponderEliminarme encanta tu capacidad de hacer colegas en cualquier rincon del mundo!
suerte y muchos besos cachoculooo
Buen inicio de viaje. Esperamos el "To be continued..."
ResponderEliminark wapooo caxocuuul! se les ve fiesteros a tus new friends..me ubiese encantao echa un rato en esa mesa! seguro k es increible to lo k os keda..oi e soñao k estaba en tu "casa" en la patagonia y cuando me enseñabas las vistas desde tu terraza me echaba a llorar de lo k me impresionaba...xD te kiero mi niñoo
ResponderEliminarQue buen viaje! Que lindo que la hayan pasado tan bien. Ojala tengan la oportunidad de repetirlo. Saludos!
ResponderEliminarPablo - Hoteles en Puerto Montt